martes, marzo 28, 2006

El susurro del deseo

...o el placer de la lectura individual. El periodista y filósofoMiguel Wiñazki analiza en esta nota publicada el 28 de marzo de 2006en el portal Clarin.com las lecturas de libros, y de medios escritosy digitales. Coincido con él en cuanto a la lectura de libros, perome diferencio sobre Internet. Prefiero hacer como Gabriel GarcíaMárquez, quien selecciona artículos de la red para luego imprimirlosy leerlos cómodo en un sillón o (en mi caso) en un asiento de unmedio de transporte público de pasajeros... Pero en todos los casoshay una característica común: "El estado de apartamiento"

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El susurro del deseo

Roland Barthes se pregunta -y pregunta con profundidad, claro-: "¿Qué es lo que hay de deseo en la lectura". Para él, hay unerotismo en la lectura, un erotismo vinculado con la soledad. Paraejemplificarlo cita a Proust en "En Busca del Tiempo Perdido". Allí,el narrador, agobiado por un clima familiar intolerable, cuenta ydescribe: "Me subía a llorar a lo más alto de la casa, junto altejado, a una habitacioncita que estaba al lado de la sala deestudio, que olía a lirio, y que estaba aromada, además, por elperfume de un grosellero que crecía afuera, entre las piedras delmuro, y que introducía una rama de flores por la entreabiertaventana. Este cuarto… me sirvió de refugio mucho tiempo, sin dudapor ser el único donde podía encerrarme con llave para aquellas demis ocupaciones que exigían una soledad inviolable: la lectura, elensueño, el llanto y la voluptuosidad".La lectura, considera Barthes, la lectura deseada, requiere de unestado de apartamiento, en el que "resulta abolido el mundo entero".Leer es una fuga deseada hacia la clausura. Descansa uno de losdemás, gracias al encierro. Se trata de ingresar así en otro mundo,más personal e íntimo, en el que es preciso suspender "la realidad",para navegar con delectación por una novela o por un cuento, o porun poema. Leer es, desde ese punto de vista, leer en soledad, sóloacompañado por los personajes que transitan por las páginasescritas.Si esto es leer, cabe preguntar: ¿Los medios, los medios escritos,son medios para leer? ¿O lo que se realiza con ellos es otra cosa,otra operación intelectual?A la vez, hay otra subdivisión. La de los medios impresos y la delos medios digitales. ¿Difiere la lectura en el caso de unos yotros?Tal vez, pensando en voz baja en éste caso, (o mejor dicho, pensandoen silencio, pero pensando, es decir, escribiendo sin afirmar nadasino potencialmente), podría decirse que en los medios impresos hayespacios destinados a la lectura, artículos de fondo, breves ensayosa veces sobre la situación política o social, o brevísimas piezas deanálisis, que no por breves, o por brevísimas, resultan marginalesal hecho de leer. ¿Para leerlas es necesaria la soledad invocada porel personaje de Proust? Tal vez los diarios requieran deintrospecciones breves también, pero de introspecciones al fin, o dediferentes grados de introspeccción. Hay una diferencia con ellector proustiano, de todas maneras. Una o muchas diferencias. Ellector de medios no ha abolido al mundo para leer, sino que leeincorporando al mundo, incorporando al mundo mediatizado a la vezpor los medios que se leen. En todo caso, pienso, aún es factibleleer los diarios. De hecho, hay lectores de diarios. Pero claro,aunque introspectivos a veces –es común ver a personas concentradas,tomando un café solas y leyendo el diario- también los hayextravertidos que comparten lo leído, leyendo en voz alta a uninterlocutor lo que ¿leen? pero ya no en soledad.¿Qué ocurre con los medios digitales? Aquí la lectura es de un ordenanálogo en un punto, pero a la vez diferente. Por lo pronto, ellector no se inclina ante el texto, como ante un libro, o inclusoante un diario impreso, sino que se instala de manera horizontalfrente a la pantalla. Hay una perspectiva tal vez menos ceremonialante la lectura. Por lo demás, las manos operan de otra manera queante un libro o ante un diario. No se trata de dar vuelta laspáginas, sino de transitar la pantalla a través de la mediación delmouse y del teclado eventualmente (excursus: me resulta muy profano –cuanto menos- utilizar el término "mouse" en una columna en la quese comienza citando a Proust, pero no encuentro otro remedio). Enfin, en Internet se lee con las manos muy activas. Como si se leyeraescribiendo. De hecho, el lector de medios en Internet se defineporque interactúa, porque responde a través de los foros o de losblogs. ¿Es una lectura introspectiva y apartada como la definida porBarthes a través de Proust?Podría decirse lo que se dijo. Es una lectura horizontal, donde elemisor está en un mismo plano que el receptor, en la que el receptor(el lector) se convierte de pronto en emisor y redactor, en autor.Hay una coincidencia sugerente, entre el lector y el internauta. Lasoledad para leer que reclama el lector de Proust es la misma quereclama para desplegar su voluptuosidad. Y en Internet lavoluptuosidad existe y la soledad también. En Internet la sexualidadse despliega ante el voyeur solitario, o para el solitario quebusca, en realidad, comunicarse voluptuosamente. Y si la lectura estambién erotismo, Internet ofrece esa posibilidad. Y millones latransitan. Millones navegan por Internet "En busca de lavoluptuosidad perdida".(fin)

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