lunes, diciembre 01, 2008

Brian o el maleficio de la duda.

Te comparto una nota de Miguel A. Semán publicada en la agencia de noticias Pelota de Trapo el 27 de noviembre de 2008 y reproducida por la agencia Prensa Ecuménica. Refleja una de las enormes injusticias que los medios de comunicación no reflejan.

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Hay muertes que nacen huérfanas. Otras, en cambio, desde el principio exigen responsables. Las primeras navegan y se pierden sin pena ni gloria en el río caudaloso de las injusticias, pero la opinión mediática no tolera que las segundas se desvanezcan sin la cara y el nombre de un culpable.
No importa la verdad, tampoco la justicia. Lo único que importa es encontrar la figura que encuadre en los parámetros del mal.
Decir que se encontró al asesino tranquiliza. Anunciar que fueron a sacarlo de la villa confirma los presagios. Saber que tiene 14 años entusiasma a periodistas y gobernantes filicidas que sostienen, palabras más palabras menos, que deben ser exterminados en la infancia.
En estas situaciones el sistema penal argentino aplica el "maleficio de la duda", un viejo principio criollo que dice que en caso de duda deberá estarse en contra del pobre, del negro y del villero, y si además de alguna de esas tres características el sospechado es menor de edad, el maleficio se convierte en condena inapelable.
Brian, parece ser el protagonista de uno de estos casos. Detenido en un procedimiento dudoso en la Villa Puerta de Hierro de La Matanza, pocos días después es declarado autor confeso del crimen de San Isidro. Casi inmediatamente empezó a decirse que la confesión había sido arrancada con tormentos, y en medio de las denuncias, cuando ya algunos medios lo habían calificado de chacal, asesino y sub-humano, se fuga de una manera
inexplicable a la casa de un pariente. La misma policía dijo que cuando lo encontraron el chico se largó a llorar.
Los maestros de la ESB Nº 141 de La Matanza, adonde estudiaba Brian y siguen yendo sus hermanos, se muestran consternados y no creen en la imputación. Ellos aseguran que es un alumno inteligente, capaz y confiable, con una historia escolar como cualquiera, pero que "goza de los atributos necesarios para ser estigmatizado porque vive en una villa, porque es pobre, porque su piel no es tan blanca. Y porque nadie está supervisando las pericias que posiblemente sirvieran para incriminarlo porque la familia no dispone de los medios económicos necesarios".
Al intendente de San Isidro aquel hecho trágico le sirvió para denunciar una invasión de delincuentes a su distrito y para reflotar su proyecto de "inimputables cero". No sea cosa que en el afán de buscar culpables lejanos nos encontremos con dos víctimas en vez de una y que después vayamos por más. Todos saben que siempre habrá una villa a mano para ir
a sacar un pibe cuando la furia colectiva lo reclame.
Hace pocos días en un instituto de régimen cerrado (cárcel de menores), recién inaugurado en la Matanza, a dos adolescentes les regalaron todo el tiempo y la soledad del mundo para que se colgaran del techo de sus calabozos. Hoy debemos cuidar a Brian. Hay que hacerlo por su propio bien, por el nuestro y por el bien de una sociedad que no quiere darse
cuenta de que a él también lo necesita.


Nota aclaratoria de Prensa Ecuménica. En San Isidro, provincia de Buenos Aires, cuando se reclamaba por mayor seguridad, el 21 de octubre, en un intento de robo es muerto el ingeniero Ricardo Barrenechea y herido su hijo de 17 años. Al día siguiente, 300 policías entran en una villa, Puerta de Hierro, en la Matanza, y llevan preso a Brian Gonzalo Barrera. Desde el gobierno bonaerense y los medios proclaman que tienen al asesino del ingeniero. Brian es menor pero las autoridades informan a los medios que es mayor y con amplios antecedentes delictivos. La defensora de Brian, Florencia Arrieto, afirma: "Necesitaban un asesino, al voleo y sin pruebas pidieron su detención. Se comenta que hay una decisión política de mano dura velada, y no importa quién cae, nadie firmará la libertad de Brian"
Brian denuncia golpizas y torturas. Frente a la abogada defensora la policía golpeó brutalmente a Brian. La abogada hizo la denuncia y se ofrece como testigo. Hay una extraña huida de Brian que luego es entregado por sus familiares y que cuando llega la policía se pone a llorar.
La abogada dice que "Lo fundamental de esta situación, lo aberrante, es que quienes debieran garantizar la seguridad de los ciudadanos, obligan a un niño a confesar un hecho que no cometió, ignorando los malos tratos que se le propinaron con este objeto, y se considera esa prueba como fundamento para convertir en detención su aprehensión". Las maestras de la escuela donde iba Brian hicieron una campaña denunciando la irregularidad de la detención del joven y atestiguan a favor de la conducta y la calidad de estudiante de Brian. Durante las dos semanas siguientes los medios abundaron en informaciones sobre la inseguridad producida por la acción delictiva de los jóvenes y adolescentes.

(fin)

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