lunes, mayo 07, 2007

La medicina de Google

Luego de un abril y principio de mayo agitado, con viajes a Sao Paulo, , Santiago de Chile y Rio de Janeiro, retomo el Kau Amigos con una reflexión del periodista Ariel Torres, publicada en el diario porteño La Nación el 30 de abril de 2007, sobre sus migrañas, Google y los horizontes de eventos. Para quien ha recurrido como uno a buscar alguna alternativa médica por Internet para curar la nana de algún pariente, estas líneas le sonarán muy familiares.

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De migrañas, Google y horizonte de eventos

Durante 25 años sufrí migrañas. Es un mal hereditario que causa ataques de un dolor obsceno y debilitante que dura de ocho a doce horas. A veces más.
Durante un cuarto de siglo consulté a cuanta fuente de información tuve a mano, desde mi médico personal hasta la norteamericana National Headache Foundation (NHF; www.headaches.org ). En 1988, como respuesta a mi carta, la NHF me ofreció los consejos básicos (evitar el chocolate y el vino tinto, dormir regularmente) y me explicó los posibles tratamientos, incluidos los por entonces novedosos estabilizadores de serotonina. Nada funcionó. Seguí visitando neurólogos y hasta me sometí, incrédulo pero desesperado, a la homeopatía; no resultó, tal parece que por mi incredulidad.
Ningún tratamiento redujo ni la frecuencia ni la intensidad de mis migrañas. Hasta que hace algo más de dos años encontré una receta en un foro al que había llegado por medio de Google. Y antes de decir nada más, una aclaración: no soy médico y no recomiendo esta fórmula, por inofensiva que parezca; si sufre migrañas, consulte a un especialista. Si menciono el dato aquí es sólo con fines informativos.
La migraña no arranca con dolor, sino con un complejo conjunto de sensaciones que varían de paciente en paciente, el aura. Nada se le parece. Luego llega el dolor. Durante un par de horas no es fuerte. Pero hay un borde filoso (que uno conoce bien) luego del cual se vuelve insoportable. La receta del foro era simple: antes de traspasar ese límite hay que tomar el analgésico recetado por el médico y, si estás durmiendo, levantarte (los ataques suelen llegar a la madrugada, como un maleante furtivo). Durante 25 años, nadie me había siquiera sugerido esta idea. Y de pronto, bastaba una aspirina en el momento adecuado para verme libre de esta pesadilla. O, al menos del 90% de los ataques.
Un dato puede cambiar la forma en que vivís. Por eso, cuando me senté a hablar con Eric Schmidt, el CEO de Google, le planteé esta idea:
-Parece que toda la información está en la Web, de hecho quizás alguna vez todo el conocimiento humano podrá estar disponible en Internet. Pero con decenas de miles de millones de páginas, los datos quedan bien escondidos debajo de esta montaña de bits. Así, los buscadores se convierten en un especie de horizonte de eventos: lo que no aparece en Google no existe.
-Una buena manera de expresarlo -opinó.
-Es una forma de poder, también -añadí, y lo comparé con el periodismo-. ¿Google es consciente de la responsabilidad que esto conlleva frente a la sociedad?
-Sabemos que tenemos una responsabilidad -respondió-, pero no en el sentido que usted dice. Somos conscientes de que tenemos la responsabilidad de encontrar la información correcta para la persona, y sabemos que la información incorrecta puede realmente dañar a la gente. Sabemos por nuestros usuarios, por sus comentarios y cartas, cómo Google ha tenido impacto en su vida al permitirles encontrar información crucial. Y Google no es perfecto, cometemos errores, pero trabajamos mucho para mejorar la calidad de nuestras respuestas.
-No hay nada perfecto, ¿pero a qué se refiere?
-Hay mucha evidencia, por ejemplo, de que Google es una de las principales fuentes de información médica, de salud, y aunque no nos sentimos como médicos ni nada por el estilo, nos tomamos este hecho muy seriamente.
Le comenté entonces mi experiencia con las migrañas y el dato encontrado en ese foro. Sabía de qué hablaba, y lo sabía en carne propia. Literalmente.

(fin)

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