Hubo un tiempo en que se viajaba a diario de Buenos Aires a San Carlos de Bariloche, al pie de la Cordillera de los Andes patagónica, en ferrocarril en apenas 27 horas y 50 minutos, en coches impecables y con aire acondicionado. Hoy, el mismo tramo en ferrocarril toma 36 horas y media (con suerte) y con una espera de 26 horas y media en Viedma para combinar con el tren que une la capital rionegrina con Bariloche. Total: 63 horas…
Te comparto aquí una crónica del periodista Carlos Espinosa sobre esos tiempos ferroviarios de gloria y los de hoy, escrita desde Viedma, ciudad en cuyos alrededores pasaré las próximas dos semanas de vacaciones. La nota fue difundida por la agencia de noticias Télam el 24 de septiembre de 2006. Los datos actuales de los tiempos de duración del viaje los tomé del muy buen sitio www.sateliteferroviario.com.ar
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En la actualidad el viaje en tren entre Viedma y San Carlos de Bariloche demora unas 17 horas, siempre y cuando alguna de las fatigadas locomotoras del Tren Patagónico no tenga la ocurrencia de plantarse en mitad del camino. Sin embargo hace alrededor de seis décadas, entre los años 1939 y 1950, era posible cubrir ese trayecto en exactamente once horas y media, viajando en un moderno convoy, con aire acondicionado, asientos tipo pullman y servicio de bar, en los coches a motor diesel marca "Ganz". "El 'tren blanco' (denominación popular por el color plateado de las carrocerías) corría a 120 kilómetros por hora y cuando agarraba alguna oveja demasiado cerca de las vías la revoleaba por el aire, por el efecto de succión que producía" recuerda Leandro Inda, ex ferroviario que por aquellos años se desempeñaba en la estación del paraje General Bernal.
La línea del Ferrocarril del Estado que atraviesa toda la provincia de Río Negro desde el mar a la cordillera fue construida en diversas etapas a partir de 1909. Los rieles avanzaban desde San Antonio Oeste fundando pueblos por el desierto, y llegaron a Bariloche el seis de mayo de 1934. La conexión con Viedma estuvo terminada en 1926, antes que se construyera el puente ferrocarretero sobre el río Negro, recién inaugurado en 1931.
Hacia 1938 el Estado Nacional, propietario y administrador de esa línea, compró en Hungría varias formaciones del tren diesel eléctrico marca Ganz, con el sistema denominado "coche motor", sin locomotoras, que eran el mayor adelanto de la época en materia ferroviaria.
Dos de esos trenes fueron puestos en servicio en el ramal a Bariloche, para partir desde Patagones. Los pasajeros iniciaban el viaje desde Plaza Constitución en una formación con locomotora a vapor de la empresa de capitales británicos Ferrocarril del Sud, para llegar a Patagone en casi 16 horas.
La salida de Plaza Constitución era a las 16,30 y a las ocho y media de la mañana siguiente se llegaba a la última ciudad de la provincia de Buenos Aires. Después del trasbordo y el cruce del puente a las nueve en punto el tren blanco iniciaba su veloz travesía patagónica.
Se hacía una parada de un minuto en el empalme Cortizo, en las afueras de San Antonio Oeste, donde los pasajeros que tenían por destino la localidad atlántica hacían un rápido traspaso en un tren de dos vagones; una detención más extensa de 15 minutos para cambiar el personal maquinista en Ministro Ramos Mexía (por entonces estación Corral Chico);
y otras tres paradas de un minuto en Ingeniero Jacobacci, Pilcaniyeu y Nirihuau.
El arribo final a Bariloche era a las 20,30 de ese mismo día, con lo cual el viaje completo entre Plaza Constitución y la Capital de los Lagos demandaba 27 horas y 50 minutos, contando apenas una hora de detenciones.
Las páginas de historia ferroviaria en la web señalan que este récord de velocidad nunca pudo ser mejorado, ni siquiera en la década de los '60 cuando la totalidad del trayecto era cubierto, sin trasbordos, por las formaciones diesel del famoso tren Arrayanes.
Por su velocidad, confort y puntualidad este tren también bautizado como por los ferroviarios de la época del '40 como el "pájaro blanco", por la forma de pico de la banda azul longitudinal sobre la trompa, era un verdadero motivo de orgullo para los trabajadores del riel en sus distintas especialidades.
Pero, además, también era especial satisfacción para los vecinos de Viedma, porque la base operativa del famoso coche motor Ganz estaba instalada en la capital del Territorio de Río Negro.
Las dos brillantes formaciones, con capacidad para 116 pasajeros, equipadas con coche comedor, cocina y compartimientos con asientos que podían transformarse en literas, recibían mantenimiento y se guardaban en un inmenso galpón de chapa ubicado junto al puente ferrocarretero, junto al barrio del personal ferroviario.
Dos experimentados ex trabajadores ferroviarios, vecinos de Patagones y Viedma, brindaron a este cronista sus recuerdos personales sobre el mítico Tren Blanco.
Francisco Aníbal "Coro" Ferría, mecánico del ferrocarril del Estado, señaló que "en aquellos trenes se viajaba sin recibir ni una pizca de polvo, uno podía subir en Patagones con un traje negro y bajaba en Bariloche con un traje negro".
Inda, encargado de varias estaciones del ramal a Bariloche a lo largo de
su dilatada carrera, recordó que "el tren salía de Viedma a las nueve y llegaba a la estación Bernal, donde estaba yo, a 60 kilómetros de distancia, en exactamente 32 minutos; era tan rápido que yo preparaba el aro de la vía libre cuando estaba pasando por la estación de Palacios, a 30 kiilómetros, para no llegar tarde".
El servicio se cumplió durante las temporadas de verano entre 1939 y 1950. Hubo un par de años de interrupción entre 1943 y 1945, cuando la guerra mundial europea complicaba el suministro de repuestos. Después de la nacionalización de la totalidad de las líneas
ferroviarias, dispuesta por el presidente Juan Domingo Perón en 1948, se afectaron aquellas dos formaciones al servicio entre Plaza Constitución, Mar del Plata y Miramar, sobre la costa atlántica. También se implementó un tren expreso entre Buenos Aires y Bahía Blanca, bajo la denominación de "Huemul".
Pero los viajes a Bariloche perdieron la rapidez, calidad, puntualidad y eficiencia de aquellos trenes blancos. En algún momento entre 1950 y 1952 el enorme galpón de chapa aledaño al puente ferrocarretero fue desmantelado y hoy sólo quedan los rieles, fundidos en 1922 por la acería Krupp de Alemania con la leyenda "Estado".
Según los datos encontrados en Internet los coches motor Ganz terminaron arrumbados en la playa de maniobras de Remedios de Escalada, cerca de Buenos Aires y en los años '70 fueron desguasados y convertidos en chatarra.
Cuando el servicio regular de los coches motores diesel Ganz ya se había discontinuado, a principios de 1950 hubo un último viaje especial del "tren blanco" hacia San Carlos de Bariloche. En los últimos días de marzo de ese año la formación que, excepcionalmente, cubrió en forma completa todo el recorrido desde Plaza Constitución llevaba dos pasajeros ilustres: el presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón, y su esposa, Eva Duarte de Perón.
"Yo me acuerdo muy bien, en ese tiempo estaba de jefe de la estación Clemente Onelli y recibimos precisas instrucciones de que todo el personal debía estar sobre el andén, de punta en blanco, para saludar el paso del convoy" recordó Leandro Inda.
El memorioso ferroviario agregó que "ese día el tren venía con un poco de atraso, justificado por supuesto, porque en cada pueblo el general y Evita salían a saludar por una de las puertas del coche motor y sus asistentes repartían paquetes con ropa".
(fin)
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