miércoles, febrero 08, 2006

Mahoma y las caricaturas: La delgada línea entre la crítica y el insulto

Hola, de nuevo en el ruedo, retomando el Kau Amigos. Hay mucho material para compartir de mis lecturas diversas. Uno de los temas más polémicos es el de las caricaturas de Mahoma, repudiadas con violencia en países árabes. El periodista Oscar Raúl Cardoso recuerda que la visión predominante en los medios olvida una larga historia de agresión cultural de Occidente con la figura del Profeta venerado por los musulmanes. Publicado en el diario Clarín, de Buenos Aires, el 7 de febrero de 2005.

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OCCIDENTE Y EL MUNDO MUSULMAN: EN FOCO
La delgada línea entre la crítica y el insulto

Misioneros cristianos que debían competir con el Islam acuñaron el dicho: "Di lo que quieras sobre Dios, pero ten cuidado de lo que hablas sobre el Profeta". Rápidamente aprendieron que si los fieles toleraban ocasionalmente alguna referencia crítica a Alá no aceptaban la menor alusión indisciplinada a Mahoma. A diferencia de Cristo para su grey, Mahoma es más que una referencia espiritual y moral para los musulmanes; es un modelo a emular en la vida cotidiana desde la barba en el rostro de los hombres. Los misioneros descubrieron que la proximidad del otro no siempre ayuda a entenderlo mejor ni a ser mejor comprendido por ese otro. Es una característica que la globalización potencia al paroxismo cuando parece no poder acercar culturas, sino tan solo hacinarlas.
La advertencia sirve para entender la controversia sobre las caricaturas de Mahoma que publicara originalmente un diario dinamarqués y que ahora reimprimen como hongos después de la lluvia otros medios occidentales, con la -endeble en este caso- excusa de defender la libertad de prensa.
Las muchedumbres que ahora queman banderas de naciones europeas, asaltan sedes diplomáticas y amenazan con su ira a judíos y cristianos evocan forzosamente dos episodios anteriores: la fatwa -mandato jurídico-religioso- que ordenó en los años 80 la muerte del escritor Salman Rushdie luego de que este publicara su libro "Los Versos Satánicos" y el asesinato en 2004 del cineasta holandés Theo Van Gogh tras conocerse su film "Sumisión" (traducción del vocablo Islam) dedicado a criticar la condición de las mujeres en la cultura musulmana.
Estos antecedentes encarnan un rango de memoria limitado y combinados con las imágenes de hoy de los iracundos grupos islámicos tienden a reforzar de modo deliberado la idea de que los medios occidentales están revalidando la idea de la libertad de cara al fanatismo intolerante de islamismo. La delgada línea que separa la crítica legítima del insulto se desdibuja.
La visión olvida una larga historia de agresión cultural de Occidente con la figura del Profeta venerado con más de 1.500 apodos elegíacos por 1.000 millones de fieles en todo el planeta. Desde el siglo IX, recuerda la autora Karen Armstrong -en su obra "Mahoma" el Profeta fue retratado como un hombre "lascivo que se regodeaba en su depravación e inspiraba a sus seguidores a hacer lo mismo".
La 14 esposas que Mahoma tuvo en su vida sirvieron a este fin, olvidando que estos matrimonios fueron muchas veces el producto de alianzas políticas o el cumplimiento del deber del Profeta de hacerse cargo de las viudas que dejaban los hombres que combatían y morían.
Con el apodo de Mahud, el Profeta era retratado en la Europa medieval como figura del mal que, en el mito, unía sus fuerzas con el Diablo y con el infanticida Herodes, rey de Judea, para destruir la Cristiandad. Si alguno ve una continuidad entre esta línea y el discurso demonizador del Islam que gobiernos de EE.UU. y Europa vienen promoviendo desde los 90 no se equivoca. La controversia posiblemente amaine con el paso de los días, pero quedará instalada como un indicio más de la confrontación que algunos creen inevitable entre Occidente y el Islam.

(fin)

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