domingo, abril 13, 2008

Agredir no es alentar

(Foto propia del partido de dobles del 12 de abril de 2008 entre la Argentina y Suecia por la Copa Davis)



(Foto propia del partido Nalbandián-Soderling por la Copa David, 13 de abril de 2008).


Estuve el 12 y el 13 de abril de 2008 en el estadio del Parque Roca, en Villa Soldati, Buenos Aires, para ver la serie entre la Argentina y Suecia por los cuartos de final de la Copa Davis, el torneo por equipos de tenis más importante del mundo. Gocé con los éxitos de David Nalbandián, un enorme tenista que podría haber llegado aun más lejos en su carrera sino hubiera sido por sus frecuentes lagunas mentales… pero me quedó un sabor muy agridulce, por la intolerancia del público, que no dudo en agredir de palabra a los jugadores suecos. Te comparto una columna del periodista Marcelo Gantman, publicada el 12 de abril en el portal La Nación.com, que refleja con exactitud lo que se vivió en el estadio, y que repitió el 13 de abril. Reflejos de un país intolerante… Podés opinar libremente en http://kau-amigos.blogspot.com/

.-.-.-

Los tenistas argentinos son gentiles y le agradecen a la gente. Conocen de qué se trata el asunto. Pero el apoyo del público dista mucho de ser decisivo y de ser apoyo. La gente se hizo sentir en su reconocimiento y aprecio sincero hacia José Acasuso luego de su caída del viernes. En su tristeza Chucho se fue a pasar varios minutos en soledad en la zona del lago artificial del Parque Roca.

Quizás por el frío del sábado a pesar del sol, tal vez por lo lejos que a veces se está del court central, lo cierto es que el declamado aliento de los espectadores se limita a sucesivas y repetidas agresiones hacia los rivales, con calificativos no solamente crueles sino también inexactos. Bjorkman podrá ser muchas cosas, pero si hay algo que no es es burro: tiene 51 títulos en dobles, 9 de ellos son de Grand Slam y 41 finales, de las cuales 5 también corresponden a Grand Slams. Y muchas de ellas con diferentes compañeros, lo cual le otorga más mérito a su producción.

Ir a un espectáculo deportivo, vivir la experiencia, participar desde las plateas genera una idea de influencia en el resultado final. Todos cuando alentamos estamos convencidos de que sin nuestra presencia, la historia no hubiera sido posible. Sobredimensionados o no, son tiempos donde la gente juega su papel. O cree hacerlo, lo cual es lo mismo.

Alentar no es agredir. Y si de agresión al rival se trata, hay que tener en claro que eso no se traduce en apoyo a los propios. Es ruido y listo.

(fin)

No hay comentarios.: