Te obsequio para este Año Nuevo 2008 tres textos. Los dos primeros son canciones que me alentaron mucho durante este año viejo 2007. Una de ellas tiene las notas musicales, por si querés cantarla. Y el otro texto es un saludo de Navidad que Alejandro Field tradujo de Brian McLaren, ésta última una persona que tuve el gusto de conocer en 2006. Aunque se refiere a la Navidad, se puede traspolar al Año Nuevo, desde el punto de vista de mi fe cristiana.
Que tengas un buen 2008.
Un abrazo
César Dergarabedian
Buenos Aires
.-.-.-
Nuevo tiempo
(Iván Lins - Víctor Martins)
Un nuevo tiempo
a pesar del castigo
estamos crecidos, estamos alertas
estamos más vivos
para socorrernos
para socorrernos
para socorrer.
Un nuevo tiempo
a pesar del peligro
la fuerza más bruta
la noche que asusta
estamos luchando
por sobrevivir
por sobrevivir
por sobrevivir.
Para que esta esperanza
sea más que venganza
sea siempre el camino
que se deja de herencia.
Un nuevo tiempo
a pesar del castigo
de todo atropello, de toda injusticia
luchemos por ello
para socorrernos
para socorrernos
para socorrer.
Un nuevo tiempo
a pesar del peligro
de todo el pecado
de todo el engaño
estamos marcados
por sobrevivir
por sobrevivir
por sobrevivir.
Para que esta esperanza
sea más que venganza
sea siempre el camino
que se deja de herencia.
Un nuevo tiempo
a pesar del castigo
estamos activos, ganamos las calles
quebramos los grillos
para socorrernos
para socorrernos
para socorrer.
Un nuevo tiempo
a pesar del peligro
igual nos reunimos
cantando en la plaza
con garra y con raza
por sobrevivir
por sobrevivir
por sobrevivir.
Para que esta esperanza
sea más que venganza
sea siempre el camino
que se deja de herencia.
.-.-.-
No olvides que una vez tú fuiste sol
(Augusto Blanca)
No olvides que una vez,tu fuiste sol
F#sus4 F# Bm
no olvides ni la tapia ni el laurel
Em A7 D
no dejes de asombrarte al asistir
C#dism7/4 F# Bm
a un nuevo nacimiento en tu jardín
Em A7 D
No pierdas una ventana
Em
no entregues tus mañanas
A7 D
de aguaceros y juegos
B7 Em F# G
ni desentierres tesoros,viejos...
Em A7 D
No ocultes lo que ayer se te ofreció
F#sus4 F# Bm
no escondas ni la pena ni el dolor
Em A7 D
no dejes que una nube diga adiós
F# GMaj7
no saltes en pedazos
Em
No ocultes tu diamante
Bm Em
no entregues tu perfecto amanecer
D
ni tus estrellas,ni tu arena,ni tu mar
D#dism7/4
ni tu incansable caminar
F#sus4
véte de nuevo hasta el arroyo
F#
donde está tu mejor canto...
B
Y ve,
B7 E
cálmale la sed a tus enormes prados
Em G A B7
no permitas que se pierda tu cosecha
G#
hoy que hasta la lluvia fiel
C#m7
no te ha escuchado
F# B
y busca tu raíz...
B7 E
Y dale la caricia a la que siempre espera
Em G A B
la única manera de hacerla que vuelva
G#7 C#m
a ofrecerte frutos,hasta en el invierno
F# G
y no olvides que una vez,
F#
tu fuiste sol!!!
B
Y ve!!!
B7 E
desata esos diques de corrientes presas,
Em
déjate llevar,
G A B
y vuelve a ser jinete
G# C#m
baja hasta tus valles de palomas sueltas
F#sus F# B
que éste es tu país!!!
B7
Dónde estan tus riendas?
E
dónde está tu espuma?
Em G A B
dónde abandonaste tu camino entonces?
G# C#m
donde naufragaste haz crecer mil rosas
F# G
y no olvides que una vez,
A B
tu fuiste sol
.-.-.-.-
(Reflexión de Brian McLaren)
Queridos amigos:
La vida te sacude a veces, ¿no? Una punzada de dolor o pérdida embiste contra un momento o período de gran felicidad. O, desde una óptica más placentera, avanzas pesadamente por circunstancias que son tan emocionantes como un embotellamiento de tráfico y, de pronto, la vida se despeja y sientes que el acelerador del gozo está a fondo, y tu ventana está abierta y sientes una fresca brisa en tu cabello (¡si tienes la suerte de tenerlo todavía!), y sacas el brazo por la ventana y cantas con la radio. Este año he tenido ambos tipos de sorpresas: algunos grandes desafíos y desilusiones junto con algunos “puntos altos” sin precedentes, todos superponiéndose entre sí de formas asombrosas que a menudo me dejan mudo, a veces por el dolor y más frecuentemente por un gozo indescriptible.
Al acercarme a la Navidad este año, traigo una amplia gama de experiencias a mi lectura de las historias sagradas de María, José, los pastores, los magos, Simeón, Ana, Herodes y Jesús.
Me han llamado especialmente la atención las palabras finales del hermoso poema de Zacarías (Lucas 1:76-79 - ver las reflexiones relacionadas en las páginas 101-105 de mi libro Everything Must Change). “Gracias a la entrañable misericordia de nuestro Dios”, dice el viejo sacerdote, “nos visitará desde el cielo el sol naciente, para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz”. En las tinieblas, penetra la luz. En la desesperanza, sorprende la esperanza. En el dolor, cae sobre nosotros la consolación. En medio de nuestra pérdida y temor, nace un niño, y somos bendecidos de formas que no podemos entender plenamente.
Así ocurrió con el nacimiento de Jesús, la primera Navidad. Y en cada Adviento tenemos la oportunidad de reingresar a la historia para reinterpretar nuestras vidas en su luz. Es lo que intento hacer aun mientras escribo estas palabras. ¿Qué ocurre cuando tomo todas mis experiencias del año que pasó y las sostengo a la luz de la historia de Navidad?
¿Cuál es tu oscuridad como individuo este año? ¿Te has fallado, o has lastimado a otro, de forma que te sientes encerrado en un oscuro armario de remordimiento? ¿Alguien te ha lastimado, o te ha fallado, dejándote en otro tipo de sombra? Tal vez hasta sientas que Dios se ha retirado de alguna manera y te ha dejado solo cuando más lo necesitabas realmente. ¿Puedes sentarte en tu oscuridad, sostenerla, reconocerla, y luego creer, como Zacarías, que la luz de Cristo puede entrar, está entrando, ya ha entrado y está ahora contigo?
No nos detenemos en la reinterpretación de nuestras vidas individuales a la luz de la Navidad; también reinterpretamos nuestro mundo en su luz. Sentimos la oscuridad en nuestro mundo. Está la oscuridad de la violencia -una sombra desagradable y horrenda- suspendida como una oscura nube sobre Irak y Afganistán, sobre Darfur y Congo Oriental, sobre Gaza y la Ribera Occidental, sobre tantos barrios de nuestros propios países. Hay,
también, otras formas de tinieblas: la oscura maquinaria económica que derrama lujo y
privilegio sobre algunos mientras otros permanecen olvidados en las sombras de la pobreza. La oscuridad que cae sobre campos y bosques y montañas y valles mientras las topadoras y la dinamita y el gasoil convierten un tipo de recurso invalorable en otro que tiene precio, destruyendo un tipo de verde sagrado para crear otro tipo profano. Está la oscuridad de la
codicia que consume a las personas de forma muy similar a cómo la avaricia consume
la buena tierra. Está la oscuridad de la supremacía racial, política o religiosa que reduce al “otro” a permanecer en las sombras.
En su poema profético, Zacarías siente la oscuridad de su mundo. Bajo su peso, recuerda Isaías 9, ese pasaje medular acerca del nacimiento de un niño, un Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz, sobre cuyos hombros habrá un nuevo gobierno, un nuevo reino. Ahora, en su oscuridad, siente que amanece la esperanza, y se vuelve clara la senda de la paz.
Y esto es lo que busco esta Navidad. No la senda del éxito fácil, la victoria en la competencia, el lujo, el placer sin dolor. Busco la senda de la paz. Que Dios guíe mis pies, y los tuyos, y los de todos nuestros vecinos, para ver esta senda a la luz de Cristo, que ha venido, que viene y que vendrá. Y, habiendo visto la senda, podamos tomarla y caminarla: la senda de saalam, pace (árabe, italiano), sidi, shanti (tibetano, hindú), mir, tutkium, soksang (ruso, inuit, khmer), rongo, amani (maroí, swahili), elohe, he ping (cherokee, chino), sula, pokoj, shalom (persa, polaco, hebreo), ukuthala, vrede (zulú, afrikáans/holandés), lumana, irene (hausa, griego), amahoro, amniat (kirundi/kiruanda, pashto), wolakota, ashtee (lakota, farsi), runyara, santiphap (shona, lao), heiwa, paix, qasikay (japonés, francés, quechua).
¡Que la paz de Cristo esté contigo esta Navidad!
(fin)
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