viernes, marzo 24, 2006

Un feriado, dos visiones

La decisión de la administración Kirchner de disponer por decreto un feriado nacional para recordar el inicio de la última dictadura militar provocó una polémica. Aquí, dos exponentes a pocas horas de este día. Daniel Della Costa, columnista del diario La Nación, recuerda en una nota publicada en ese diario el 23 de marzo de 2006 que "a nadie, hasta hoy, se le ocurrió que se hiciera un minuto de silencio sobre la tierra el día y a la hora en que nació Hitler". La psicóloga Eva Giberti afirma en cambio una nota publicada en el diario Página 12 el 22 de marzo de 2006 que "este fin de semana largo, innumerables ciudadanos apostaremos al cuidado de aquellos principios éticos que, al establecer prioridades, proponen suspender los trabajos cotidianos para recordar lo que fuimos capaces de engendrar, de tolerar y, por fin, dominar". Primero, la nota de Della Costa, y luego, la de Giberti.
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Feriado con variaciones>>
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El feriado de mañana, a 30 años del golpe –de aquí en más se sumará a los feriados regulares del calendario oficial–, ha dividido al pueblo argentino. Se han manifestado los que están de acuerdo, otro tanto han hecho los que no lo están y el resto no ha dicho nada, pero seguramente aprovechará para gozar el regalo de este inesperado fin de semana largo, yendo a la costa, a las sierras, a pescar en alguna laguna pródiga en pejerreyes o para hacer un asadito en el fondo, si no llueve. Lo que también es una forma de manifestarse. Y que no tiene que ver con la mayor o menor sensibilidad de la gente, sino con que la carga dramática de aquellos hechos es más perdurable en quienes fueron protagonistas o víctimas, o los vivieron con compromiso ideológico, que para los demás. Esto sin contar con que se trata de una decisión que no a pocos les ha parecido algo extravagante. >>
No ocurrió nada peor durante el siglo pasado que la aparición del nazismo y la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, a nadie, hasta hoy, se le ocurrió que se hiciera un minuto de silencio sobre la tierra el día y a la hora en que nació Hitler. >>
Por otra parte, tampoco faltan los que tienen sus reservas acerca de los verdaderos motivos por los que mañana, y por siempre, será feriado el 24 de marzo. La respuesta más simple es que hoy los setentistas están en el poder y quieren que su lucha contra la dictadura resulte imperecedera. Un propósito atendible a través de un recurso válido, pero en el que no deberían confiar demasiado. Los revolucionarios del 43 instauraron el feriado del 4 de junio, Perón asumió ese día sus dos primeras presidencias, le dieron ese nombre a Lanús, le hicieron una marcha en la que se lo mencionaba como "jornada redentora de la patria" y hoy se le pregunta a un tipo menor de 70 qué pasó en esa fecha y es fácil que responda: "¿Cuatro de qué, chabón?". >>
Sin embargo, tampoco puede descartarse que el Gobierno, al propiciar esta nueva pausa en el almanaque, a lo que esté apuntando sea a calmar alguna nerviosidad dentro de las propias filas, entregándoles objetos de valor simbólico como éste mientras se las rebusca como puede para llevar adelante el país, al mismo tiempo que arma su propia fuerza y madura su hasta ahora desconocido proyecto. >>
Lo que entraña un riesgo, ya que a quienes pugnaban por el poder hace 30 y 40 años del modo, y con las ideas con que lo hicieron, puede parecerles que es muy lento, por ejemplo, el actual proceso de redistribución de la riqueza o que subsisten las privatizaciones de Menem, y hasta chocante que se les hayan pagado al FMI miles de millones de dólares cash cuando hay tanto jubilado y tanta familia cartonera con necesidades insatisfechas. >>
La pregunta, entonces, es si con el feriado les alcanzará o si irán por más. >>
Al reo de la cortada de San Ignacio le preguntaron si, aprovechando el feriado largo, iba a ir a alguna parte. "Pensaba ir a París –respondió muy serio–, pero me dijeron que está muy revuelto. Por eso, mejor estos tres días me los paso aquí, tomando mate con facturas con mi comadre y escuchando los últimos estrenos de Gardel en el Winco." >>
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Daniel Della Costa >>

(fin)

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Este fin de semana>>
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Para quienes esperan disfrutar del fin de semana largo en una gira turística, la pretensión de ningunear la fecha se enfrentará con las voces, las palabras escritas y las que reverberen en el aire del país entero durante ese fin de semana.>>
Ante el anuncio del feriado surgieron rápidamente quienes se sentirán felices anticipando las distracciones del fin de semana. Son los creyentes del bienestar, militantes de las diversiones que consideran imperdibles ante el inesperado feriado.>>
Tendrán que explicarles a sus hijos cómo compaginar ese festejo de los días libres con lo que los chicos aprendieron en sus escuelas acerca del 24 de marzo. Niños y niñas quizá se preguntarán por qué algunos usan el feriado para crear una nueva escena hecha de reuniones, discursos, marchas, carteles y pancartas; y otros, los de su familia, empacan bolsos y mochilas para desembarcar en "aquí no pasó nada y yo no tengo por qué estar acordándome toda la vida de lo que pasó en aquella época porque, además, en las dos partes hubo errores". Esas son algunas de las explicaciones que impregnarán el fin de semana largo de los chicos que estos padres esperan que, al crecer, se les parezcan.>>
"Pero no toda la gente que se vaya este fin de semana piensa de ese modo." Es verdad; el problema parte de quienes intentan falsear los hechos, transformando un feriado conmemorativo en una salida de día libre, para descansar. Cuando este 24 de marzo es una fecha propicia para el rendir cuentas a la ética, ya sea la ciudadana, la nacional o la personal.>>
Sería deseable que ante la aparición de este feriado surgiese un conflicto moral: "Querría aprovechar el fin de semana largo pero, en realidad, sería mejor que fuésemos en familia a los distintos actos...". O bien: "Si me quedo en la ciudad, me pierdo un fin de semana largo. Pero si salgo a pasear, me pierdo las reuniones de un aniversario único...".>>
La duda, oscilando entre ambas alternativas, dejaría al descubierto la virtud del conflicto moral. Y la tensión ante lo placentero de un fin de semana largo y otra índole de placer. Este es un punto de inflexión. ¿Será placentero evocar esa fecha? ¿Cómo podría producir placer rememorar el terrorismo de Estado?>>
Placer no es la palabra adecuada, pero pensemos: la sangre derramada, ¿deberá perderse, filtrándose en la tierra, o emerger triunfante en movilizaciones y banderas transportadas por un nosotros memorioso? Un nosotros que incluye a quienes descubrieron los centros clandestinos de represión bajo la fachada de locales aparentemente neutrales, un nosotros que engrilló a tantos delincuentes que el Nunca Más denunció, e instaló en las escuelas la obligación de contarles a los chicos cómo se escribió esa porción de nuestra historia. Será la satisfacción de incorporarse en un nuevo contrato social que no está regulado exclusivamente por el mercado sino que abre espacios para que el rito conmemorativo funde una tradición.>>
Siendo una efeméride pública constituye, sin embargo, un escenario de intimidad para ese nosotros creado en la alianza respetuosa de las presencias que usarán su día libre para congratularse por esta conmemoración.>>
El culto del día libre y del fin de semana largo turístico se atrinchera en las convicciones personales de quienes esgrimen su derecho a "desconectarse"; así se lo proponen, posicionados en las antípodas de las corrientes eléctricas que encendían las picanas, pero en sintonía con las capuchas con que las víctimas eran aisladas del entorno horroroso, desconectadas también y participando de otra clase de días libres, ya que tampoco ellas trabajaban.>>
El día pretende convertirse en un movimiento de onda larga que abarque los territorios de los recién llegados al tema, de los sobrevivientes, de los que siguen diciendo "yo no sabía lo que pasaba", de los niños y las niñas que aprenden a estudiar los derechos humanos y de los que tienen el perdón fácil sin exigir el propósito de enmienda.>>
Este feriado es un medio que contribuye como soporte de los principios que las políticas públicas y la Justicia precisan para desactivar impunidades y corruptelas. Impunidades de los que hasta ahora no han sido reconocidos como culpables, partícipes y responsables por el terrorismo de Estado, y corruptelas de los que consintieron que así sucediera.>>
Los principios se sostienen en hechos concretos y en afirmaciones verbales: si el hecho concreto y la afirmación se coagulan en "aprovechemos el fin de semana largo", quienes lo asuman pondrán a la vista cómo funciona para ellos el imperativo del interés general. Del cual prescinden.>>
Algunos pueden decir: "Nosotros no necesitamos quedarnos en nuestra ciudad para recordar qué pasó durante el terrorismo de Estado; llevamos nuestro recuerdo allí donde vamos". Seguramente es así. Son los creadores de los recuerdos que, pretendiendo ser nómades, se van de paseo en busca de otros paisajes, siempre en ejercicio de sus derechos.>>
No en vano se plantearon disidencias en los ámbitos institucionales cuando se propuso un feriado. Hubo quienes alertaron seriamente acerca de los riesgos que un fin de semana largo implicaba en lo que a fuga turística podría significar. Es posible que así suceda.>>
Evaluaremos entonces la diferencia entre "ma sí... yo me tomo los tres días" y la responsabilidad ciudadana que la presencia personal define ante los que fueron muertos, los desaparecidos y aquellos que aún deben ser juzgados y sancionados.>>
¿Por qué vamos a suponer que una comunidad que sostuvo al terrorismo de Estado durante tanto tiempo, podría o quisiera modificar sus creencias, sus preferencias y sus componentes destructivos tan sólo en 30 años?>>
Otro sector de esa comunidad sabe cuánto vale y cuánto logra crear el estar juntos; lo aprendió luchando, arriesgándose, padeciendo cárcel y exilios. No sólo por motivos personales sino porque defendía principios: el interés público uno de ellos, sintetizado en la defensa de los derechos humanos.>>
De esa práctica se excluyen a sí mismos quienes eligen pasear durante este fin de semana largo. No corresponde demandarles presencia y compromiso, su convicción turística se inscribe en la normalidad de esa comunidad que también somos.>>
Quienes pensamos distinto, y nos ganamos el derecho de vociferarlo, llegaremos a la Plaza, otra vez, pero ahora con los hijos y los nietos en brazos, y podremos decir, con Herman Hesse: "El llamar de la vida nunca tendrá fin". Recordando a quienes durante los fines de semana largos también vivían en la militancia.>>
Este fin de semana largo, innumerables ciudadanos apostaremos al cuidado de aquellos principios éticos que, al establecer prioridades, proponen suspender los trabajos cotidianos para recordar lo que fuimos capaces de engendrar, de tolerar y, por fin, dominar.

Eva Giberti

(fin)>>

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